La pregunta suena un poco extraña, pero es entendible. El orgasmo no es un objeto tangible que podemos poner en un lugar u otro, pero sí algo que ocurre y la pregunta es dónde. La mayoría de las personas pensaría que la respuesta es evidente, sin percatarse que su propia experiencia dice lo contrario. Lo primero que nos viene a la mente es creer que el orgasmo ocurre en los genitales, obvio, ¿no? Esta forma de pensar está tan arraigada en nuestra cultura occidental que se ha vuelto un dogma. La música, las series, las películas y sobre todo la pornografía refuerzan esta idea incesantemente: un pene y una vagina es igual a un orgasmo, el orgasmo es al final de cuentas una eyaculación en el hombre y una lubricación abundante en la mujer. Eso parece, pero no es así.
Advertimos que nuestro fin no es terminar diciendo que el orgasmo es algo que ocurre en la mente. Es lógico que las sensaciones de dolor o placer las produce el cerebro, pero también es cierto que cuando nos golpeamos el pie no nos termina doliendo el estómago. Es claro que el cerebro envía las sensaciones, pero estas sensaciones no se distribuyen aleatoriamente. De igual forma con el orgasmo, no es que los genitales sienten algo y la señal terminará dándose en otro lado. Sí, las sensaciones que perciben los genitales se sienten en los genitales, y sí, el orgasmo no está en éstos. Parece contradictorio, pero no. Existe una respuesta clara a esta interrogante.
Los primeros en desmontar de forma contundente y verificable el mito de que el orgasmo ocurre en los genitales, fueron Masters & Johnson. En su revolucionario libro, Respuesta sexual humana, lo primero que van a decir tanto al iniciar el apartado del hombre como de la mujer, es que la reacción corporal a los estímulos sexuales no está limitada a los genitales. No es solo lo primero que dicen, sino que es puntualmente la primera oración que escriben en ambas secciones. Con esto dan a entender que el primer paso para comprender cómo actúa el cuerpo ante los estímulos eróticos es no reducir la sexualidad a la genitalidad.
Sobre la mujer escriben: «La respuesta fisiológica de la mujer a la estimulación sexual no está confinada a las vísceras del aparato reproductivo» [1]. De forma similar escribirán lo siguiente sobre el varón: «Las reacciones físicas masculinas a niveles elevados de tensión sexual no se hallan confinadas a los órganos primarios o secundarios de la reproducción» [2]. Nótese que lo que están diciendo no es que no hay reacciones sexuales a nivel genital, sino que estas no se delimitan a los mismos. Dicho de otra forma, hay una respuesta sexual más allá de los genitales. La famosa pareja de sexólogos advierte que ellos no fueron los primeros en describir reacciones sexuales extragenitales, sino que investigadores como Ellis, Dickinson, Kinsey y otros ya lo habían hecho, pero sin haberlas comprendido ni apreciado lo suficiente.
Y entonces, ¿dónde se ubica el orgasmo? El orgasmo a diferencia de otras sensaciones ocurre en todo el cuerpo. Si te golpeas el pie es probable que solo cojees un poco y si el golpe es muy fuerte tal vez grites, te encorves y quieras sentarte para reposar unos segundos, pero no hay duda de que el dolor está focalizado en el pie. En el orgasmo no es tan simple, los estímulos sexuales van a causar tensión en los músculos, la sangre se empezará a acumular en diferentes partes del cuerpo, aumentarán las palpitaciones y la respiración irá en aumento. Da igual si estas teniendo un coito, si te están acariciando los pechos o si te besan con pasión, las consecuencias se sentirán de forma generalizada. En el estallido del orgasmo cerrarás los ojos, estirarás los pies, se tensarán repentinamente todos tus músculos y tendrás un sinfín de reacciones. Tal vez creas que el orgasmo ocurre en los genitales porque ahí las contracciones son muy fuertes, pero si prestas atención descubrirás que tu ser entero participó del orgasmo y no solo una pequeña sección de tu cuerpo.
Autor: Mariano O. Murillo Cedeño
marianomurilloc@gmail.com
[1] Masters & Johnson: Human sexual response, 27. Texto original: «The human female’s physiologic response to sexual stimulation is not confined to the reproductive viscera».
[2] Masters & Johnson: Human sexual response, 171. Texto original: «The human male’s physical reaction to elevated levels of sexual tension es not confined to the primary or secondary organs of reproduction».